Así influyó la pintura española en los diseños de moda de Balenciaga
Una de las exposiciones temporales más interesantes de 2019 fue la denominada “Balenciaga y la pintura española”. la cual se pudo ver en el museo Thyssen-Bornemisza.
Cristóbal Balenciaga es posiblemente uno de los diseñadores de moda más admirados e influyentes de todos los tiempos.
Esta exposición planteaba la vinculación de la pintura de los siglos XVI al XX, con las creaciones del diseñador vasco.
Fue la primera gran exposición dedicada a Balenciaga que se presentaba en Madrid en casi 50 años, y en ella se reunían 90 diseños junto con una importante colección de cuadros de artistas españoles tan conocidos como El Greco, Zurbarán, Velázquez, Goya, Madrazo, Zuloaga o Carreño de Miranda.
Estos fueron una importante fuente de inspiración para Balenciaga y en esta exposición se constató la influencia que las obras de estos artistas españoles marcaron en sus diseños.
Toda la información al detalle
Quién era Balenciaga, su vida
De origen humilde, Cristóbal Balenciaga nació en 1895 en Guipúzcoa, concretamente en Guetaria; hijo de un pescador que murió en el mar y de una madre costurera, de quien el diseñador sacó desde pequeño su gran afición a la costura.
Con tan solo trece años, a la abuela de la reina Fabiola de Bélgica que veraneaba en Guetaria le llamó la atención las ganas de aprender que tenía el joven Balenciaga.
Decidió plantearle un reto y le entregó un trozo de tela y uno de sus vestidos más exclusivos; el objetivo era que lo copiara y así demostrara su talento.
El resultado sorprendió tanto a la marquesa, que se convirtió en su mecenas.
Desde entonces su éxito no paró de crecer vistiendo a la aristocracia y a la Familia Real española.
Al estallar la Guerra Civil, Balenciaga cerró las tiendas que tenía en Madrid, Barcelona y San Sebastián y se trasladó a Paris, abriendo en 1937 su primer taller en la capital francesa.
Balenciaga tenía un gran dominio de la costura, así como de los tejidos con los que trabajaba. Prefería trabajar con tejidos con peso y decorarlos con bordados a mano, pedrería y lentejuelas.
Su capacidad para crear volúmenes y formas sorprendía, el acabado era perfecto y si no quedaba conforme con el resultado, desmontaba el vestido.
Creaba diseños para sus mejores clientas sin necesidad de pruebas, y su lista de clientas de la alta sociedad era muy extensa, con personajes como Marlene Dietrich, Greta Garbo o Grace Kelly.
Balenciaga diseñó los vestidos de boda de la reina Fabiola de Bélgica y de la duquesa de Cádiz, Carmen Martínez-Bordiú en 1972, cuatro años después de haberse retirado y que fue su última obra.
Christian Dior dijo, que “con los tejidos los diseñadores hacemos lo que podemos, pero Balenciaga hace lo que quiere“. Sin duda era el rey de la alta costura.
Balenciaga fue un apasionado de los grandes maestros de la pintura española, en especial de Velázquez y de Goya.
Hombre de carácter reservado y muy riguroso en su trabajo, además de ser tremendamente discreto, cosa indispensable en el mundo de la aristocracia en el que se movía, no era amigo de las multitudes ni de la vida mundana y su vida privada la llevo con mucha discreción.
El único acercamiento que tuvo al pret-a-porter fueron los uniformes que diseñó para las azafatas de Air France.
Se retiró en 1968, siendo considerado como el verdadero padre de la alta costura, y Francia en agradecimiento le nombró Caballero de la Legión de Honor.
Regresó a España y terminó viviendo en Altea, donde se dedicó a pintar.
Balenciaga falleció en Jávea a la edad de 77 años, y fue enterrado en su localidad natal Guetaria, donde en la actualidad puedes visitar el museo Balenciaga con una colección de unas 1.200 piezas.
Actualmente la marca Balenciaga esta desligada de la figura de Cristóbal Balenciaga, ya que los derechos de la misma fueron comprados a sus herederos.
Una frase del propio diseñador que define su obra es ¨un buen modisto debe ser, arquitecto para los patrones, escultor para la forma, pintor para los dibujos, músico para la armonía y filósofo para la medida”.
Cómo fue la exposición de Balenciaga en Madrid
La muestra se realizaba a través de seis salas, siguiendo un itinerario cronológico a través de las pinturas. En la última se pudo ver la proyección de un vídeo sobre el diseñador.
En total había 56 pinturas que acompañaban a los 90 diseños de Balenciaga.
Los diseños procedían del museo Cristóbal Balenciaga de Getaria, el museo del Traje de Madrid, el museo del Disseny de Barcelona y de algunas colecciones particulares tanto nacionales como internacionales.
De este modo se pudo observar la vinculación que hay entre la pintura y los diseños del genial modista, con conexiones cromática, así como en las formas y en los volúmenes.
La exposición en concreto rendía un homenaje al color negro, que era el color fetiche del diseñador.
También te permitía ver el arte desde un punto de vista diferente, observando a los pintores como creadores y transmisores de moda de su época.
Te contamos en detalle lo que se pudo ver en cada una de las secciones.
Balenciaga y el arte
Se iniciaba viendo tres cuadros que procedían del museo del Prado, dos de Goya y uno de Velázquez, así como el duelo de un espectacular traje de noche y capelina de seda azul con el manto de la Inmaculada Concepción de Murillo.
Un conjunto de vestido y chaqueta en rojo en dialogo con el cuadro de Goya, El Cardenal don Luis María de Borbón y Vallabriga.
Balenciaga y El Greco
La influencia de El Greco es importante en su obra y la exposición mostraba un abrigo de noche en terciopelo de seda negro y un cuello fruncido que recordaba a la forma de la gola de Retrato de un caballero de El Greco.
A continuación se veían varias obras de tema religioso a las que acompañaban vestidos de intenso color, en rosas, amarillos, verdes y azules, que nos recordaban la paleta de colores con los que El Greco pintó mantos y vestidos de Vírgenes.
Pintura española de Corte
En esta sala estaban reunidas tres tipos de obras.
En primer lugar las relacionadas con el color negro que se puso de moda en toda Europa en la época de Felipe II, y del que Balenciaga hizo su propia interpretación, dándole luz e intensificando los tonos.
En esta sala se veía, entre otros conjuntos, la comparativa que se hace entre un impresionante vestido de noche realizado en satén, combinando el negro y el marfil con un retrato de la VI Condesa de Miranda.
El bodegón es uno de los temas más recurrentes en la pintura.
Cuando Balenciaga llega a Paris, entra en contacto con los artesanos y creadores de tejidos más importantes de la época, creando fabulosos vestidos integrando en sus diseños botones, flores o plumas, todos muy bonitos y alegres, y te costara decidir cuál te gusta más.
Asimismo, inspirándose en la colección de indumentaria histórica que él poseía, en la que la riqueza ornamental era lo más significativo, Balenciaga incorporó el bordado en muchas de sus creaciones.
En la exposición se pudo ver, entre otros, el vestido de ceremonia de la colección de María de las Nieves Mora y Aragón, que estaba emparejado con un retrato de Ana de Austria.
Balenciaga y Francisco de Zurbarán
Para muchos el pintor extremeño está considerado como uno de los primeros diseñadores de moda por la fabulosa representación que hacía de los tejidos y el movimiento de las telas que conseguía en las pinturas.
En este apartado de la exposición de Balenciaga se exponía el vestido que llevó Fabiola de Mora y Aragón cuando se casó con el rey Balduino de Bélgica.
Balenciaga y Francisco de Goya
Goya fue otro de los pintores clave en las creaciones de Balenciaga.
El manejo del color y cómo transformaba el pintor las formas en manchas tonales influyó en el diseñador vasco para crear bonitas armonías cromáticas.
El cuadro de la reina María Luisa con tontillo, emparejado con un vestido de noche realizado en satén verde claro con perlas y abalorios, era uno de los conjuntos que marcaban esta sección.
Balenciaga y los pintores de los siglos XIX y XX
La vida cotidiana que el diseñador llevó en su juventud, así como la estética regional y popular de España, marcaron indudablemente la obra de Balenciaga.
Artistas contemporáneos como Ignacio Zuloaga, al que visitó frecuentemente en época en San Sebastián, también influenciaron sus diseños.
Era realmente curioso comparar el vestido de noche abullonado en tafetán rojo con el cuadro retrato de María del Rosario de Silva y Gurtubay, duquesa de Alba, obra del artista vasco.
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